Papel.

Me rompí como un papel. Puedo sentir como las oraciones aún sangran.

Puedo sentir como las palabras se retuercen de dolor, como el fuego apaga el agua, como el tornado se vuelve huracán, como los puntos finales llueven en cada espacio.

Esta incongruencia, esta hiperbaton constante aun me da vueltas la cabeza. Sigo mareada, sigo impávida, sigo de rodillas sin alguna oración que pronunciar. La tierra ha cubierto cada angulo agudo de mi cuerpo y mientras sigue la lluvia y la tormenta, mi alma ha echado raíces.

Muchas letras se han ido; han desaparecido, como queriendo huir de tanta verdad inverosímil. Otras han llegado pensando que había refugio, y estas, aturdidas se han mezclado en un lenguaje que no puedo comprender.

Mis manos están manchadas con sangre, con tinta del alma. Las lágrimas no logran juntar los pedazos del papel que un día soñó ser libro. Mis ojos llenos de nubes se ha vuelto analfabetos. Y lo que un día fui, se arrancó de la historia. Cobarde en tierra lejana, extranjera sin voz, sin rastro del kinesico lenguaje del corazón.