Luto.

Hoy mis manos están de luto. En las noticias dijeron que murió el señor que tocaba el acordeón en la esquina y tu mirada distante no decía nada, mientras asimilaba mi pobre léxico sentimental. 

Hoy mis manos están de luto. Mis uñas negras pintadas de esperanza microscópica, esperanza de ser contrastadas con el blanco de tu piel. Mi pálida piel mendiga en silencio ser difuminada por tus verdes galaxias.

Hoy mis manos están de luto. Mis dedos viudos y sin equilibrio jamás volverán a entrelazarse con los tuyos y ser testigos de nuestro asombro al comprobar la teoría del rompecabezas.

Hoy mis manos están de luto. Mi cama vacía me dice que te echa de menos. Y mi libro de astronomía me pide a gritos volver a unir tus lunares y comprobar el infinito de las constelaciones.

Hoy mis manos están de luto. Los costados sangran y mis dientes dejan marcas. Mis palmas aturdidas asimilan que jamás volveran a encontrase adheridas a tu espalda.

Hoy mis manos están de luto. Hoy es ayer, hoy será y será. Después de todo, las manos jamás podrán desahacer las huellas de la vez primera.