El hielo y la angustia de los domingos por la noche es siempre puntual. La incertidumbre y la inseguridad toman el control del mañana. La bioquímica se encarga de manipular un cuerpo que alguna vez tuvo alma.
Hay un laberinto, lleno de escaleras en espiral, habitaciones cerradas, paredes, glaciares, fantasmas y polvo.
¿A dónde marcharon las letras? ¿Se esfumaron, se desvanecieron? ¿El fuego las convirtió en cenizas?
¿Es esta lluvia gris producto de aquellas nubes desvanecidas? ¿Aún sigue temblando? ¿Sigue París en su lugar?
La coherencia y la cohesión está menos presente que nunca.
No hay mapa, dirección o referencia.
Dicen que el caminante hace camino al andar.
¿Qué haré con mis piernas mutiladas?
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