Creo que eso es todo lo que sé. Caer.
Cuando toco fondo y mis rodillas sangran y mis manos se duermen por el impacto, mis ojos apenas pueden ver luz.
Regreso a la caverna de Platón.
Pero no hay sombras.
Cada vez que regreso a escribir, intento crear una oración que no me recuerde aquel azul grisáceo.
Metáforas y notas de piano.
Una espalda rota con vestigio de alas a medio salir.
¿Alguien podrá recordarme?
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