21 de septiembre de 2014

La misma historia y la misma espera.

Se sentó a esperar. Porque nunca fue valiente. Porque nunca dijo algo. Porque prefirió ahogarse en su sentir. Porque siempre esperó. Porque prefería relacionarse con alguien ausente. Porque tal vez era demasiado soñadora, porque toda esa esperanza que escaseaba en la realidad, había emigrado a sus anhelos más profundos, esos que nunca dijo y siempre gritó ensimismada. Se supone que las despedidas simbólicas ponen punto final a ciertas historias. Esta, duró demasiado. Deseaba ser completamente otra persona, tal vez volver a lo que fue. Delante de sus ojos el verde ciega sus sentidos. El cielo nublado se compadece y llora con ella. Llevaba siglos sentada frente a su reflejo, su verdadero reflejo, la naturaleza. Alguna vez fue el rojo intenso del bosque perdido. Ahora está fuera. Ahora se confunde con las nubes. Cierra sus ojos, mientras intenta cantar a la nada, a ella misma. Cierra sus ojos. Aún no está preparada para volver. Al menos lo intentará. ¿Que siente en verdad? 

1 comentario:

Muchísimas gracias por visitarme, y por sobre todo darme una gran sonrisa! Que tengas un lindo día, y siempre serás bienvenido a este rincón de letras ♥