Maldigo el aire y maldigo el fuego
Maldigo la suerte y las consecuencias
Maldigo mi alma, tu alma y la de ellos
Maldigo la vida misma y maldigo a la muerte por tanta espera
Vivo en duelo y vivo en negro
Agonizo trescientos sesenta y cinco días
Resucito trescientas sesenta y cinco noches
Para rasgarme la piel quemada
Para llorar mientras me descamo
No me importa el reloj ni las matemáticas
No me importa la trayectoria ni menos el destino
Ya no me quedan pies de tanto andar
Ya ni alas me quedan para volver a intentar
No creo en mi alma ni sus colores
Estoy llena de mácula, llena de odio
Déjenme a mi y a mi envidia
Ya soy grieta de tanto temblar
Maldigo mi tierra, tu tierra y la subterra
Vivo más en vivir muero
Muerte que tanto anhelo
Mientras más anhelo, más dolor se transforma en fuego
Fuego, fuego, fuego
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