Soy más fuego que agua, sin embargo soy solo una llama que no alcanza a dar calor.
Soy fría como una madrugada de invierno y aún así ardo por dentro.
Tengo un torbellino en la cabeza, todavía no aprendo a quedarme callada, aún sabiendo que si hablo, comenzaré otra pelea.
Si quieres pelear, voy a pelear. Si me hieres, te haré pedazos de vuelta. Si me rasguñas una vez, lo recordaré para siempre, porque cariño, el rencor es la sangre en mis venas.
Gasté mis años buenos por andar navegando en las nubes, por querer salir lo antes posible del laberinto, por querer construir mi propio bosque.
Sin embargo, soy solo hojas destinadas a la hoguera.
Me cansé de ser buena, me cansé de querer seguir todas las reglas.
Es inevitable, el infierno me espera, que está vida solo es la previa.
Aún así, si quieres pelear, voy a pelear. Mis palabras te quedarán marcadas como cicatrices que el fuego dejó tu piel.
Ya no tengo nada que perder, ya no tengo ese futuro que todos leían en mis manos. Las líneas se torcieron, y de paso me torcieron el destino.
Siempre en el último lugar, siempre siendo la chispa que enciende la leña que el diablo juntó.
Lo semejante disuelve a lo semejante... déjenme fundirme con las llamas del infierno.
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